Ralphs nos falto el respeto

02 Jul Ralphs nos falto el respeto

Marqueece Harris-Dawson, Presidente y Director Ejecutivo,  Community Coalition

Marqueece Harris-Dawson, Presidente y Director Ejecutivo, Community Coalition

Un estacionamiento vacío y un enorme letrero ovalado es lo único que queda del supermercado Ralphs en la esquina de Martin Luther King y la avenida Western. Ahora sólo quedan en el Sur de Los Ángeles cinco tiendas de Ralphs, una subsidiaria de Kroger Co., la cadena de supermercados más grande del país y el minorista de cuarto tamaño en el mundo.

Si esto sólo fuera el cierre de una tienda, se le podría atribuir a una decisión de negocio. Pero desgraciadamente es una historia recurrente, el abandono de las corporaciones hacia el Sur de Los Ángeles y su negligencia en prestar servicios en esta area.

En la última década hemos visto el cierre de muchos supermercados. De hecho, esta es la segunda tienda de Ralphs que se cierra en cuestión de meses. Miles de residentes han ido de compras solo para encontrar las puertas de los supermercados cerradas, el estacionamiento vacío, y anuncios de el cerramiento que ni se miran.

Aunque Ralphs nunca tuvo la reputación de ofrecer servicio ni productos de alta calidad a los residentes del Sur de Los Ángeles, los residentes se enojaron justificadamente por su abandono del vecindario.

Ante todo, esto es un problema de igualdad

Tanto los pobres como los ricos merecen comida fresca y la necesitan para vivir bien. Aunque algunas comunidades tienen muchas oportunidades de tomar decisiones saludables sobre su comida, no es así en la nuestra.

En el Westside y Hollywood, por ejemplo, Ralphs y otros supermercados grandes compiten para ofrecer una amplia cantidad de comida incluyendo frutas y verduras orgánicas, carnes y comidas preparadas, y servicios bancarios en ambientes limpios y agradables.

En contraste, las cadenas de supermercados y otras grandes corporaciones nos limitan en el Sur de Los Ángeles a grandes cantidades de comidas procesadas, restaurantes de comida rápida y licorerías. Los residentes que quieren comprar comida y servicios frescos (y sí, habemos muchos) no podemos conseguirlos o tenemos que viajar grandes distancias para encontrarlos.

En segundo lugar, esto se trata de respeto

Mis padres me enseñaron que cuando uno deja un lugar, lo debe dejar mejor que cuando llegó. No sólo se fue casi a escondidas Kroger, con menos de dos semanas de notificación, sino que dejó un edificio abandonado y rompió sus promesas de invertir en el Sur de Los Ángeles después de los disturbios civiles de 1992. Este irrespeto muestra lo poco que le importa nuestra comunidad a la compañía.

Por último, esto se trata de la avaricia sobre la necesidad que existe

Kroger tuvo ganancias de $96.8 mil millones el año pasado. ¿Cómo es posible que una corporación con ganancias de casi $100 mil millones cierre otra tienda en una comunidad con grandes necesidades?

El acceso y la disponibilidad no son determinados por fuerzas de mercado, sino que cada vez más por un par de compañías que monopolizan el control sobre elementos tan básicos como el agua y la comida. Al hacer esto, deciden injustamente qué tipo de comida reciben los vecindarios en términos de calidad, selección y precio.

Es hora de actuar

Nuestra comunidad tiene una historia de convertir momentos de crisis en esperanza. El cierre de Ralphs representa una oportunidad para insistir en algo mejor, y de organizarnos para hacer realidad esas demandas.

Trabajemos juntos para asegurar que el edificio abandonado se convierta inmediatamente en un supermercado de alta calidad.

Presionemos a Kroger para mejorar la calidad y la administración de las pocas tiendas que todavía tiene en el Sur de Los Ángeles.

Por último, hay que crear alternativas al apoyar nuestro nuevo puesto de frutas y verduras que abriremos en la esquina de la calle 39 y Western.

Juntos podemos crear cambios, y lo haremos.

Marqueece Harris-Dawson es el Presidente y Director Ejecutivo de Community Coalition.

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